jueves, 21 de abril de 2011

Un chaparrón cada cuarto de hora

La lluvia dejó sin cofradías también al Jueves Santo de 2011

¡Qué lástima de Jueves Santo!. No por esperado, el desarrollo de este día de la Semana Santa de Sevilla fue menos descorazonador.
Nazarenos de la Quinta Angustia tras
la suspensión de la estación de penitencia
Los partes meteorológicos y las sensaciones que todos teníamos nos auguraban un día sin cofradías y así fue. Para acabar de confirmarlo, poco antes de las doce de la mañana cayó un buen chaparrón en el centro de la ciudad.
Así las cosas, tanto las Cigarreras como los Negritos, cuya salida estaba prevista para las tres de la tarde, informaron prácticamente al unísono su intención de no hacer estación de penitencia.
En las tres horas transcurridas entre ese chaparrón y la comunicación de las dos primeras del día no dejaron de producirse chaparrones que descargaban una buena cantidad de agua en los varios minutos que duraba cada uno.
A partir de entonces y coincidiendo con una de las calmas que precedía a la tempestad, se volvió a propagar la necia especie de que había partes que hablaban de que el día podía abrir y tal y cual… Es decir, como el Martes Santo.
Colas para entrar a la Magdalena
La siguiente en salir (16.45) debía ser Montesión, cofradía que se empeñó en varios incomprensibles aplazamientos. Mientras, la Exaltación anunciaba su decisión de renunciar a su estación de penitencia cuando faltaban minutos para su hora de inicio -las cinco y cuarto- y sin ningún tipo de demora.
Cuando debía llevar casi una hora fuera, desde la calle Feria vieron la luz y decidieron por fin que no podían ir a la Catedral, no sin antes consultar al personaje de moda en cuestiones meteorológicas en esta Semana Santa, Antonio Delgado.
El resto parecía estar más que claro, aunque el Valle también se lo pensó media hora. La Quinta Angustia y Pasión no lo dudaron.
Aun con el día destrozado y malos augurios para la Madrugá, las calles no se quedaron vacías y el afán de la gente por ver pasos llevó a que, por ejemplo, en la Magdalena se formaran colas que llegaban hasta Pueyo y en el ir y venir de personas se mezclaran nazarenos que volvían, sevillanos que iban y guiris recién llegados que deambulaban plano en ristre y con cara de timados.
Todos, absolutamente todos ellos, mojados por chaparrones cortos pero con mucha mala idea que no dejaron de caer cada cuarto de hora de este Jueves Santo para olvidar.

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