“La ciudadanía asumirá los proyectos, ya no serán cosa del Monteseirín o de su gobierno”
“Muchos de los que se dan golpes de pecho contribuyeron a destruir cosas valiosas en el pasado”
¿Le cansa tanta valoración y tanta pregunta sobre su futuro?
No. Me corresponde hacer valoraciones sobre estos doce años en la alcaldía. La ciudad se ha transformado y me siento orgulloso de haber participado tan activamente. Y mi futuro me preocupa relativamente porque soy funcionario médico. Eso sí, estoy a disposición de mi partido.
¿Qué va a hacer en estos meses? ¿Se le va a ver menos?
Tengo que hacer sitio para los proyectos de futuro. Mi responsabilidad es, sin abdicar de mi condición de alcalde, bajar el tono mediático y llevarlo poco a poco a un nivel mínimo.
¿Hubo algún detonante para su salida de la política municipal?
Detonante no… El paso del tiempo, tres mandatos en una ciudad no acostumbrada a alcaldes tan duraderos… Una intensidad en presencia pública enorme por estos tiempos de gran desarrollo de los medios audiovisuales, locales y de nuevas tecnologías; incremento de la presencia en los tradicionales… eso termina produciendo saturación. Pero yo, personalmente, no estoy cansado.
Se dice que el PSOE temía perder la alcaldía con usted de candidato.
A mediados de cada mandato las encuestas son las menos favorables. Partimos de una buena posición por la alcaldía, luego baja la valoración y después -ha ocurrido ya dos veces y volverá a ocurrir- hay un repunte que nos sitúa en la mejor posición. No creo que el PSOE piense eso. He sido el único alcalde que ha mejorado sus resultados. (se olvida de que tanto Rojas Marcos como Soledad Becerril mejoraron resultados, aunque perdieran la alcaldía)
¿Le miran igual ahora que se sabe que no seguirá en el Ayuntamiento?
No he notado nada especial. En esta situación de final lo que ha cambiado es mi interior no mi entorno. Con el tiempo eso termina trasladándose a la gente que me ha rodeado, pero no lo noto aún.
¿Sabe ya que va a hacer a partir de junio?
Con seguridad no. Hay varias propuestas sobre la mesa de muy diferente tipo: políticas, empresariales Yo no he tomado ninguna iniciativa ni la voy a tomar. Decidiremos llegado al momento.
¿Qué le pide el cuerpo?
Les he dicho a mis mayores que, si quieren contar conmigo, en política, fuera de Sevilla; en Sevilla, fuera de la política.
¿Tan quemado está de la ciudad? ¿Se siente harto?
No, simplemente yo mismo y el inmediato futuro de la ciudad, desde el punto de vista del proyecto que aún represento necesitan un distanciamiento. Se abre una etapa y tiene que tener su propia vida. Yo nunca he sido florero, aunque algunos sectores lo quisieran, y ahora no voy a ser jarrón chino.
Salir en el ABC
¿Qué sectores?
Una parte de la sociedad sevillana, en absoluto mayoritaria, que cree que Sevilla es una ciudad finalizada, no necesita transformación y quiere que estemos vistiendo el cargo. Algunos de mis antecesores se plegaron a eso, yo no.
¿Tienen nombre y apellidos esos sectores?
Son sectores de la derecha social y económica que se aglutinan alrededor del diario ABC de Sevilla. Gente que prefiere salir bien en el ABC que cumplir con sus obligaciones desde punto de vista de la dinamización económica, social, cultural y de liderazgo de la ciudad.
También sectores progresistas han criticado su gestión. Por seguir con la prensa, Carlos Colón.
Desde esos sectores se habrán hecho críticas pero respetando la mayor, que es que hemos hecho un magnifico trabajo de transformación de la ciudad. Sí que hay gente que quiere aparentar un cierto progresismo pero a la hora de la verdad sirven a los intereses de la Sevilla minoritaria más conservadora, antigua y vetusta. Es gente incapaz de compaginar tradición y modernidad porque piensan que son incompatibles. Yo no. Hay que preservar las tradiciones pero no renunciar a la modernidad. Hay quien ve la modernidad como una amenaza a sus privilegios, a su statu quo.
¿Colocar farolas y bancos de diseño en la Alfalfa y la Plaza del Pan es ser moderno?
Sí, sí lo es. Cuando hacemos una reforma no podemos repetir determinados tipos de cliché. La ciudad tiene muchos tótems tradicionales e históricos como para plantear en una reforma ex novo una mala imitación. ¡Más de lo mismo!… No es necesario. En Sevilla, desde hace mucho tiempo y con la complicidad de muchos que ahora se dan golpes de pecho por este tipo de cosas, se destruyeron muchas cosas valiosas. Nunca hemos destruido nada para hacer algo nuevo, pero donde había un solar o un espacio degradado no hemos hecho copias de, por ejemplo el regionalismo, con toda su potencia en la ciudad. En la Encarnación, abandonada 40 años; en la Alameda, destruida o deteriorada desde muchos puntos de vista; en la Alfalfa o la Contratación, que eran aparcamientos y sitios de contenedores no hemos hecho falsificaciones sino intervenciones acordes con estos tiempos.
Ni la Alfalfa ni la Alameda ni las plazas del Pan o de la Contratación eran solares.
La Alameda era peor. Un espacio degenerado y deteriorado. Fogatas, drogadicción, la prostitución más lastimosa, coches… todo era un absoluto desastre. No hemos hecho una falsificación de la alameda del XIX, la hemos hecho del XXI. Más allá de la estética, es una manera de entender las cosas. Donde hay cosas de valor, conservarlo y respetarlo, donde no había nada hemos sido modernos y vanguardistas.
¿De las Setas está todo dicho?
Sí. Y como en otros casos de iniciativas polémicas, todo terminará con una asunción por parte de los ciudadanos de unas obras complejas y difíciles: Asunción, San Jacinto, Alameda, Plaza Nueva… la gente lo hará suyo y no serán cosas del Monteseirín ni del gobierno, sino de la ciudadanía.
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