El Juli volvía ayer a
Sevilla después de su ausencia del año pasado motivada por esos líos
extrataurinos entre empresas, toreros, apoderados, grupos de presión, negocios
de comunicación y vaya usted a saber cuántas cosas más. Y volvió a lo grande,
queriendo y arriesgando desde primera hora y consiguiendo abrir la Puerta del
Príncipe.
Un fuerte aguacero a la hora justa del comienzo no impidió
que se celebrara la corrida que abre la temporada en Sevilla, que sólo
se retrasó diez minutos.
El Juli dejó claro desde el primer momento que venía a por el triunfo. Se fue a portagayola a
recibir a su primer toro y fue ovacionado con fuerza cuando remató el recibo de
capa. Hizo un variado quite para el que incluso sonó la música como premio.
El Juli recibe a portagayola al segundo de su lote (Fotos Arjona/Toromedia) |
La faena comenzó
muy bien, ligando series en los medios, administrando la
embestida del noble toro de Garcigrande. Primero por la derecha y
también al natural sacó partido de su oponente en una faena de firmeza y
mando que tuvo eco en el tendido. Al final el toro acabó rajado, el torero
se había impuesto. Mató de estocada y le fue concedida la primera oreja de la
temporada en Sevilla.
El torero madrileño
se fue de nuevo a portagayola en el quinto y se lució de capa. Se apreciaba en
su actitud –más propia de un novillero que de una figura consagrada, lo que le
honra– que quería rematar su triunfo. En banderillas resultó cogido de
forma muy aparatosa Niño de Leganés, que fue herido de gravedad.
La faena comenzó con dos series de mano
muy baja en las que el torero madrileño llevó mucho al toro de Domingo
Hernández y siempre bajo la pala. Hubo una tercera serie intensa por ese pitón
antes de cambiar a la zurda para seguir subiendo el tono de la faena con
muletazos muy largos. El Juli creó el ambiente de las grandes ocasiones y
cuajo una faena de triunfo grande que remató con una gran estocada. Cortó
dos orejas que le abrieron la Puerta del Príncipe.