Sensación de lenta salida del letargo en las primeras horas de la fase 1
Poca gente en las calles y sólo algunos bares y tiendas abiertos en el centro
El tranvía llega a la Plaza Nueva como en las últimas semanas, casi vacío, a pesar de que hoy es un día distinto. ¿En qué?
Es la hora del desayuno, el ambiente está fresco y las calles mojadas. La lluvia de la noche y las primeras horas.
Se empieza a notar que es distinto, poco, pero distinto. ¿Sí?
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Cola para desayunar en La Pará, en la calle Barcelona |
Las calles
Gamazo y Joaquín Guichot siguen dormidas, pero Barcelona se despereza.
La Pará y
Mango con Sal,
culpables, han decidido, pese a lo reducido de sus terrazas, abrir y, llegado el caso, ofrecer su desayuno de viva voz. El premio, una civilizada cola guardando la distancia y esperando el cafelito, más agradable en esta
primera mañana de fase 1.
Tetuán sale también del letargo. Las primeras colas, en los bancos, no son para comprar, y en las tiendas hay un poco de todo: carteles explicativos, empleados limpiando interiores, otros informando a clientes que se van acercando...
Sí. Definitivamente, es un día distinto a estas horribles semanas de confinamiento. No es lo de siempre, lo de antes de esta puñetera pandemia que nos ha alterado -y cambiado, seguramente para siempre- la vida a todos, pero, la verdad,
alegra las pajarillas vivir movimiento (Camper, Adidas, Antonio Ortiz, Ziros...) por escaso que sea.
Lógico, hay poca gente. Más de uno en uno que en parejas o grupos, aunque se puede pegar la oreja: la pandemia, el desastre de gobierno, de dónde vengo (del Gran Poder), a dónde voy (a ver a mis padres), ¿volveremos a lo de siempre?... Mezclas de realismo, desazón, desamparo y, también, esperanza.
Al llegar a
la Alameda ha salido el sol. Destacan las terrazas de la izquierda -
Al Solito Posto y
Las Columnas- con alegres desayunantes tardíos pero bien atendidos y algún paseante que ya pregunta por la cerveza.
Volviendo para buscar las setas,
José Gestoso tiene a la mayoría del comercio a disposición, salvo en la parte ancha y se ve poca actividad en la Encarnación. Sólo
La Gorda de las Setas adecenta el bar con su gente y, sin estar segura de qué hará, la dueña, Carmen, dice que el gran problema es que no saben a qué atenerse por
falta de directrices y de claridad
rectificaciones, . "Necesitamos una barca para tanto navegar..."
Spala iba a abrir, pero ante el acuerdo de la patronal y el Gobierno decidió no hacerlo, y sólo
Ricardo sirve -ya cerveza, que es hora- en la Encarnación. Poco ambiente también en
la Alfalfa, aunque con el sol entrando también en fase 1 la palma se la lleva
La Orgánica, con su fachada bien de gente.
Llegando a la
Pescadería con idea de ver el robot del bar
La Gitana Loca sale música de una ventana,
Rod Steward y su versión de
What a wonderful World de Louis Armstrog.
Y a este cronista se le quitan las ganas de seguir.
Nos vemos en la fase 2.