Loleal, comercio
sevillano especializado en la venta de cerámica, distaba mucho de ser una
tienda para guiris, a pesar de que su ubicación y otros comecios de la zona (estaba
en Hernando Colón, 9) así parecieran indicarlo.
Fachada de Loleal días después del cierre del negocio. |
Además de la venta
directa al público, Manuel Ruiz Leal distribuía este producto tan sevillano a
todo el mundo, ya que a lo largo de sus 28 años de vida recibió pedidos de los
lugares más insospechados... Pero todo eso se acabó. El mes pasado puso punto y
final a esta aventura que empezó en 1984, aunque sus orígenes se van hasta la
época de la Exposición Iberoamericana.
Manuel analiza que
“ha habido varios causas que nos han llevado a cerrar. El turismo que llega a Sevilla
no es de calidad. Los low cost traen
público que no gasta y, como además tienen un espacio mínimo para el equipaje
sin facturar, menos todavía se paran a comprar piezas de cerámica”.
El dueño de esta
empresa sevillana estima que la peatonalización de la Avenida que ha provocado
el aislamiento de la calle Hernando Colón es otra de las causas y que, por otra
parte, la crisis general se nota de una manera, digamos, sectorial: “El precio
del petróleo no ha dejado de subir y los hornos para hacer la cerámica son de
gasoil y cuesta mucho dinero ponerlos en marcha, así que nos hemos ido quedando
sin proveedores. Luego, La Cartuja ha
montado una tienda propia que vende las vajillas a mitad de precio y regalan un
juego de café... Son muchas cositas que sumadas te mandan a...”
Manuel Ruiz Leal, en la tienda Loleal. |
La sucesión de
acontecimientos es, lamentablemente, conocida por habitual en los negocios:
reducir gastos, ajustar los pedidos, esperar una nueva temporada... y finalmente
decidir el cierre y ver qué fecha es la más idónea.
“Me da pena estar
en la tienda recogiéndolo todo para dejar el local vacío. Nacimos en 1984, pero
ten en cuenta que somos herederos de Cerámica Santa Isabel y Cerámica SantaAna, que hicieron, entre otras cosas, la cerámica de la Plaza de España,
montaron el primer tejar de ladrillo... Una lástima”
A pesar de los
malos tiempos, Manuel Ruiz mira al futuro con optimismo: “Tengo pensado poner
un nuevo negocio que tal vez se adapte más a la zona. A ver si hay suerte”.
La vida sigue...