jueves, 21 de abril de 2011

Miércoles Santo con cautelas pero tranquilo y bonito

El Miercoles Santo de este año fue bonito. Lució el sol por la mañana y se fue cubriendo hasta acabar encapotado por la noche, pero fue un gran día de cofradías.
La Sed, primera en salir, lo hizo en el momento en que más brillaba el sol en todo el día, aunque en San Bernardo un par de horas después tampoco era poca la luz.
La jornada echaba a andar sin problemas ni peticiones de aplazamiento. Todo resultaba normal.
Sin embargo, lo ocurrido el día anterior no había caído en saco roto, de manera que las cofradías, sin perder la compostura, se dieron cierta prisa en hacer sus respectivos recorridos.
Los leves retrasos que se registraron fueron por causas justificadas, como la rotura de dos tulipas de uno de los candelabros de guardabrisas en La Lanzada en la calle Trajano.
Hablando de San Martín, muchos comentarios, y bastantes de ellos disconformes, provocó el nuevo tocado de la Virgen del Buen Fin, que sustituyó el habitual de tul blanco por uno de una especie de lamé dorado. Además lució el fajín de hebrea, todo ello propiciado por el nuevo vestidor Vicente Martín.
No pasó lo mismo con el monte de lirios morados recuperado en el Cristo de Burgos, aunque es raro que se produzca alguna nota discordante en esta cofradía. Si acaso una y ajena, su discurrir bajo las setas, aunque a esta imagen nos acostumbraremos en menos tiempo de lo que todos pensamos.
Un detalle, la cuadrilla de los Panaderos igualó en la Plaza Mayor, o sea, en la primera planta de las Setas.
La cuadrilla de los Panaderos,
igualá bajo las Setas
Hubo mucho público aunque en ningún momento llegó a ser agobiante, excepción hecha de alguna salida. Las bullas se quedaban en bullitas y no resultaba complicado andar de un lado a otro a media tarde buscando la cofradía que tocara ver.
Ni siquiera en los paradigmas de la noche de Miércoles Santo en el centro, el Cristo de Burgos en Sales y Ferré o, desde hace poco, los Panaderos por el Salvador, las apreturas eran insalvables.
Por cierto, precisamente a esas horas y con el cielo ya cubierto cayeron cuatro gotas que mosquearon al personal. Pero todo quedó en eso. La cofradía de San Pedro llegó a ese punto con cierto adelanto y cuando la de la calle Orfila enfilaba Cuna ya nadie se acordaba después de presenciar el paso del barco del Señor del Prendimiento.
Monseñor Gómez Sierra, obispo auxiliar, acompañó a la Virgen de Regla en su entrada en la Campana, donde pasó la tarde, confirmando que el auxilio para el arzobispo Asenjo será liberarle lo máximo posible de su trato con las cofradías.
Y así –algunas cosas más como el trabajo cada vez más visible del Carmen Doloroso por ir consolidando su patrimonio, los medallones en el sudario de la Piedad del Baratillo (maravillosa la revirá de la Caridad en la puerta del Alcázar, sitio poco dado al lucimiento de los pasos, a los sones de Madrugá), la escolta de la Guardia Civil por al 450 aniversario de la Virgen de la Cabeza o la petalada a la Virgen de la Palma en la Campana– transcurrió la jornada de los Crucificados.
Esperemos que no sea la última de la Semana Santa de Sevilla este 2011, aunque nos tememos lo peor.

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