Pues miren ustedes por donde, estamos enfilando el final de la campaña electoral, que hay que ver cómo pasa el tiempo. Parece que fue ayer cuando a Juan Espadas le encajaron el marrón, fecha en la que todo comenzó a guisarse, ya que entonces fue cuando estaban todos los ingredientes.
Habitualmente, cuando llega la campaña oficial, esos quince días en los que la ley permite pedir el voto, la cosa se recrudece, pero este año…
Podemos afirmar que estamos ante la campaña más anodina de los últimos tiempos, tanto que lo que ha venido a animarla ha sido la que han montado los de la plataforma 15-M.
Juan Espadas se ha pegado un tute tremendo. Agenda con cuatro y cinco actos diarios en su afán por aumentar su nivel de conocimiento y, sobre todo, por movilizar el voto de los que antes confiaban en el PSOE y ahora se lo están pensando.
Zoido, por su parte, ha tenido una campaña relajada, tanto que incluso parece haber engordado. Raro era el día en el que en su agenda pública aparecían dos actos y muchas jornadas eran despachadas con una única convocatoria para satisfacer a la prensa.
Es la diferencia entre tener que movilizar, misión de Espadas, y correr el riesgo de hacerlo, que es a lo que ha estado jugando el candidato conservador. Zoido, como buen representante del PP, ha jugado a la inacción, es decir, a no moverse ante el riesgo de equivocarse y provocar al votante socialista. Deja para los anales electorales un ejemplo de cómo pasar desapercibido en una campaña, que en teoría es cuando hay que ser más visible.
Ha habido lugar para las chorradas, que las campañas son cosa de políticos, y, por tanto, éstas tienen su sitio.
Ante la escasa actividad de Zoido, al PSOE no se le ocurre otra cosa que decir que tiene una “agenda oculta” y le da bombo a esa idea sobre todo en twitter.
El PP, siguiendo su estrategia 'PSOE=IU', va y denuncia un pacto secreto por el que Torrijos sería alcalde dos años caso de acuerdo electoral.
La palma se la ha llevado el candidato comunista, quien, con todo el desahogo del mundo, ha llegado a decir que aspira a sacar mayoría absoluta.
Lo de Moriña hace unas horas no ha sido una chorrada, ha sido de memoria histérica.
Los debates han reflejado el estado de ánimo que marcan las encuestas. El de RTVE por la del CIS, que no daba la mayoría absoluta al PP y ofreció a un candidato nervioso y desubicado. El del RNE, por las del fin de semana, que sí lo hacían e invirtió los papeles.
Fuera de este circo, el PA de Pilar González parece haber encontrado algo de sitio e incluso alberga esperanzas de volver al Ayuntamiento.
Ya queda poco, aunque para el ciudadano de a pie no ha sido especialmente coñazo esta campaña. Será que los políticos se han empleado de otra manera. O será que ha optado por no echarles demasiada cuenta.
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