Rafael Rodríguez-Varo es un joven sevillano licenciado en Humanidades, especializado en Gestión del Patrimonio y preocupado por difundirlo, tanto, que se ha embarcado en un proyecto que se podría tildar de revolucionario.
Rafael Rodríguez-Varo |
Y es que hablar de blogs, aplicaciones, social media y esas cosas es raro entre los patrimonialistas. Pese a eso, nuestro protagonista –también Experto Universitario en Gestión de Redes Sociales (UPO, 1ª promoción)– pretende difundir el patrimonio histórico usando las redes sociales y proponer a los encargados de su custodia, instituciones, administración o cualquier entidad, que lo hagan.
“Históricamente el patrimonio y este tipo de canales no se llevan bien, pero el patrimonio necesita entender las redes para acercarse a la gente. Lo que no se conoce está condenado a su extinción”.
Y con ese razonamiento nació este verano Patrimonio en Red.
Con este nombre Rafael gestiona un blog y perfiles profesionales en los soportes Facebook (65 seguidores en este momento) y Twitter (261). En ellos y con un estilo cercano ilustra a sus seguidores sobre elementos patrimoniales y el uso y las posibilidades del 2.0 en general y para la difusión del patrimonio en particular.
“Si hay posibilidades para acercar el patrimonio a sus usuarios finales hay que hacerlo. Entre los patrimonialistas hay quien se lo cree y quien no. Poco a poco va entrando, aunque la visión de difusión en las redes aún no está muy clara”.
El objetivo de nuestro protagonista es que las instituciones o entidades que conservan y gestionan bienes patrimoniales los den a conocer a través de las nuevas tecnologías, usando aplicaciones ya existentes o creándolas si fuera necesario; en el mismo sitio donde se encuentran (visita) o aprovechando la potencia de difusión de las redes.
Hay que puntualizar que este proyecto está más dirigido al turismo o la transmisión del conocimiento a nivel popular que a la divulgación científica.
“No es fácil: Hay que convencer a muchas personas que aún identifican este sector con los antiguos trabajos de archivo. Pero el gran público no pide una información absoluta, sino un conocimiento general”.
Rafael incide en este aspecto, afirmando que las revistas científicas y las guías turísticas han sido hasta ahora los principales soportes para difundir el patrimonio y, centrado en lo primero, “la investigación siempre ha estado de espaldas a la sociedad, ni siquiera los investigadores han podido difundir en canales de fácil llegada al público. Por otra parte, los temas específicos no son de interés general”.
Así que debe haber llegado el momento de usar nuevas tecnologías: aplicaciones de geolocalización (foursquare o aroundme) que permiten que una persona sepa lo que tiene alrededor o redes sociales existentes ya (“no solo Facebook o Twitter”) para hacerles llegar información. “Antes o pagabas una audioguía o un guía turístico o no te enterabas. Ahora, si alguien decide querer saber donde está, se le puede dar información de los hitos patrimoniales que tiene cerca para que los pueda disfrutar, pero eso hay que saber hacerlo”.
Pero claro, hablando de una empresa hay una cosa importante: “A día de hoy no he ganado dinero, pero no lo tengo planteado de momento así. Le veo futuro, porque se puede mejorar la experiencia del viajero, su visita va a ser más completa gracias a las redes. Hay portales que se adelantan incluso a tu llegada al sitio”.
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