martes, 7 de junio de 2011

Tortas de aceite desde Huévar hasta Tokio

Inés Rosales vende en Japón 180.000 tortas de aceite de oliva en poco menos de un año

Ni 365 días han pasado desde que en las oficinas de Huévar del Aljarafe (Sevilla) se tomó la decisión de abrir un nuevo camino en el negocio de la torta de aceite Inés Rosales: Había que conquistar el mercado japonés.
Juan Moreno y Juan Carlos Espinosa
Desde entonces y hasta ahora, unas 180.000 tortas, por supuesto legítimas y acreditadas, han sido vendidas en el país nipón por obra y gracia de unos empresarios cuya ambición y creatividad no conoce límites… al menos geográficos.
Juan Carlos Espinosa, director general, afirma que la internacionalización es un pilar básico para la empresa, tanto que el objetivo es vender más fuera que en España (“ahora mismo estamos 20/80 y queremos 80/20”) y para ello se apoyan en que los valores de su producto (artesano, natural, de calidad…) “son universales”.
Diversos estudios de mercado y la experiencia de otras empresas llevaron a los responsables de Inés Rosales a pensar que los japoneses podían ser buenos clientes. “Son la tercera economía del mundo, importan la mayoría de lo que consumen y sienten gran afinidad con lo andaluz y con los valores de nuestra marca. Así nos planteamos que Japón podía ser una buena opción”, dice Antonio Boza, director de exportación.
Punto de venta en Kinokuniya Shibuya, Tokio
En 1994 fue cuando las primeras tortas de Inés Rosales salieron de Castilleja de la Cuesta buscando atravesar fronteras. Alemania fue el primer receptor y más adelante Inglaterra, Estados Unidos… Ahora Japón.
“Nuestros productos se venden en tiendas ‘gourmet’ de Tokio y Osaka” informa Juan Moreno, presidente de Inés Rosales, “pero el perfil del cliente de estas tiendas no es el mismo que en España. Nosotros tenemos un concepto más alto del término ‘gourmet’, allí es medio-alto, entre otras cosas porque son muchos los japoneses que acceden cotidianamente a estos comercios”.
Los paquetes para la exportación están escritos en inglés, pero la traducción de la palabra “torta” ni se han preocupado en buscarla. “Nos preguntaron”, comenta divertido Juan Carlos, “que cómo se traducía, pero ni lo intentamos".
           Los tres afirman que están contentos con la marcha de la aventura japonesa y aseguran que se puede mejorar. "Son muy duros con según qué cosas" dice Antonio; "no les gustaban las manchitas de aceite que a a veces salen en los envoltorios y que son prueba de que es un buen producto ni que la caducidad fuera de sólo  meses. Juan lo corrobora y anuncia que están trabajando en conseguir llegar hasta el año de caducidad: "Para eso estamos estudiando los envoltorios, el sistema de cierre hermético de los paquetes. Si conseguimos los 12 meses de caducidad daríamos un gran paso para consolidarnos". 


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