domingo, 12 de junio de 2011

Ni una mala palabra…

Pues ya es Juan Ignacio Zoido alcalde de Sevilla. Ese anhelo para el que ha trabajado durante cinco años –a tenor de los resultados, con indudable acierto– se cumplió cuando a las siete y media de la tarde de ayer recibió el bastón municipal de manos del presidente de la mesa de edad.

Zoido posa con su bastón de alcalde de Sevilla.
Foto cortesía de ARTESACRO.ORG
El acto de ayer, celebrado en el maravilloso Salón Colón del Ayuntamiento, desprendió un tremendo tufo a rancio, algo normal teniendo en cuenta que es producto de la aplicación de la obsoleta Ley de Régimen Electoral General, la misma que ha permitido pactos entre PP e IU o entre PP y PSOE en toda la geografía nacional.
Fuera, en la Plaza Nueva, los indignados repetían su protesta sin poder evitar que energúmenos de vaya usted a saber dónde se mezclaran con ellos e insultaran, una vez acabado el acto, a todo aquel que pasaba por su lado luciendo corbata. Y mira que había bodas ayer por la tarde en Sevilla…
Ejemplos de anacronismo: Una votación cuyo resultado se sabía, discursos de paripé que pedían el voto, otros explicando lo explicado hasta la saciedad…
Destacó el de Juan Espadas, bien construido y expresado. Demostró altura de miras, se ofreció a colaborar con el alcalde (“mi teléfono estará siempre abierto”) y comenzó a ejercer de líder de la oposición.
Así, dijo que no lo haría con negación permanente y denuncias rutinarias y se adelantó dejando escritas las líneas en las apoyará al gobierno de la ciudad: descentralización administrativa, empleo, urbanismo para el empleo, prioridad al peatón, río, deporte de base…
Manifestantes se dirigen a la la Plaza Nueva
antes de la toma de posesión.
También recalcó que trabajará para ser alcalde en 2015 y no dejó de repetir que eliminará la crispación de la vida política.
Zoido se dedicó a lanzar buenas palabras en sus discursos. Cercanos, poco novedosos y más propios de la gestión funcionarial que de la política, no aportó nada nuevo. Repitió que quiere que los servicios municipales funcionen “como un reloj”, anunció reivindicación y lealtad con las administraciones central y autonómica.
Destacó que buscara sitio para decir que nunca ha sentido complejo por sus ideas políticas, cuando las ha ocultado durante toda la campaña, y que recordara que PSOE e IU también son representantes de la ciudad, como si no se supiera ya.
Fueron dos intervenciones llenas de buenas intenciones y buenas palabras a todo el que se le pusiera por delante. Lo más destacado en cuanto a labor de gobierno en sí fueron sus alusiones al talento que no se debe marchar de Sevilla y al que hay que intentar que venga, porque serán bases para crear empleo y que sea de calidad.
Torrijos justificó su presencia en el gobierno en los últimos años repitiendo sus mensajes de campaña.
“Ni una mala palabra ni una buena acción”, reza el dicho. Ayer, Zoido tuvo muchas buenas palabras. Ahora llega el momento de las buenas acciones. Y no nos referimos, claro está, a cambiar farolas, bancos, el plan centro o los nombres de las calles. Eso lo hace cualquiera.
  

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