domingo, 10 de mayo de 2020

Miedo en los bares del centro


Las poco claras condiciones, la falta de confianza en las ventas y la previsión de lluvia harán que muchos bares del centro no abran en la fase 1

La fase 1 de la desescalada se inicia el lunes, día 11 de mayo, y trae aparejada la muy deseada posibilidad de reapertura de bares y restaurantes, aunque las condiciones a que deben someterse los establecimientos (por ejemplo, sólo se podrá servir en las terrazas y al 50%) harán que muchos de los del centro de la ciudad opten por no abrir sus puertas.

Fachada del bar El Atún, a escasas horas de la entrada en la fase 1
Responsables consultados por Sevilla Post no han dudado en hablar de "miedo" ante el más que incierto futuro, la situación menos deseada para asumir el riesgo de volver a la actividad. En general, los negocios con amplias terrazas se muestran más decididos a la hora de reemprender el camino, aunque la incertidumbre pesa. Así, es previsible que la Alameda de Hércules haya ambiente, ya que la amplitud de superficie para poner sillas y mesas minimiza algo la restricción del 50%, pero...
Jesús, responsable del kiosco Los Leones, volvió hace una semana para ofrecer comida para recoger y recuperará mañana, lunes, la parte de su terraza que le dejan. “De todas formas, hay demasiados condicionantes, mucha incertidumbre, un fuerte incremento del precio por cliente... Y sí miedo. Mi idea es abrir, pero tengo que ver qué pasa con la lluvia. Y no puedes evitar pensar en el futuro. ¿Quién te asegura que todo volverá a ser como antes?”
En parecidos términos se manifiestan Francisco, de Las Columnas, y Nacho, de Al Solito Posto. Ambos han estado vendiendo para recoger y a domicilio y aseguran que la ampliación del espacio de las terrazas sería fundamental, más si, como aventura el primero, “cuando nos dejen abrir dentro la gente se lo va a pensar, porque tendrá un miedo que fuera se diluye”.
No se espera, sin embargo, mucho movimiento en las cercanías de la Plaza Nueva.
Los negocios de las calles Albareda, General Polavieja y Almirante Bonifaz, a pesar de tener terrazas, no se han manifestado por la labor. Así, El portón, Don Carlos, Góngora, La Viuda o Barbiana, por ejemplo, no tienen previsto abrir. Carlos López Rolán, gerente de los dos primeros, no se corta al decir que “no hay gente en la calle porque hay miedo. Nosotros, además de eso, estamos caninos…”. En el otro lado (de la calle General Polavieja y de la idea) está El Paseíllo, un negocio que abrió semanas antes de que estallara todo el problema. Jesús, el joven empresario que lo regenta, informa de que han tenido abierto tanto para servir a domicilio como para recoger –“este ha funcionado mejor” – y, a pesar de todo, abrirá con la terraza al 50%. “Me ha pillado con el bar recién reformado (antes había otro, Casa Mestre) y en mis previsiones estaba amortizar la inversión en seis meses, pero ahora se irá más allá. Ojalá sea sólo un año…”
Kiosco Los Leones.
En el otro lado de la Plaza Nueva, las habitualmente concurridas calles Barcelona, Joaquín Guichot y Gamazo tampoco contribuirán a animar el cotarro. Tal vez dos establecimientos de la primera que ya han trabajado con el reparto a domicilio y la recogida (Boca a Boca y La Pará) incorporen sus terrazas, pero poco más. Nombres como El Atún, Cervecería Internacional, Casa Moreno, La Barandilla o la Taberna ni están ni, de momento, se les espera, siendo el denominador común el escaso espacio para la terraza.
Juan José, dueño de El Atún, explica que “si tengo cuatro mesas fuera y me tengo que quedar con dos, ya me dirás que negocio hago…”. Reflexiona que “el año est
á perdido”, y aunque no tiene previsto abrir hasta junio, cuando pueda usar la mitad de su espacio interior, “sí tengo esperanza en el futuro, en que esto se arregle y podamos volver a estar como antes. Incluso mejorar algunas cosas. Por ejemplo, yo no descarto prepara comida para llevar e incluso para servir a domicilio, pero siempre cuando tenga abierto el bar”.
En cuanto a otras zonas, el Donald, en los alrededores del Hotel Colón, lleva ya días sirviendo en ventanilla y sí abrirá su terraza, mientras que por la Encarnación y sus cercanías se ha apuntado seguro el bar Santa Martaen la calle Angostillo y hay muchas dudas en los locales de las Setas. La Alfalfa verá abrir de nuevo a La Escaloná.

ERTEs y Semana Santa

Dos lamentos comunes en todos los hosteleros mencionados: las no ganancias de la Semana Santa y la Feria y la gestión de los ERTEs.
La primera es lógica y afecta a todos por igual. Sin fiestas se pierde un volumen de negocio fundamental para cuadrar el presupuesto, en torno al 30% del total anual.
Pizarra del bar Donald
La segunda presenta varios problemas, alguno de ellos aún no solucionado
El primero, al sacar a un trabajador del ERTE no se le puede volver a meter si, pasado un tiempo, las cosas no van bien. Y, por otro lado, aún no está garantizado que vayan a seguir más allá del –presumiblemente– agonizante estado de alarma ni que devolver a su situación de empleo a un trabajador contratado no vaya a resultar, a la postre, lesivo para el empresario por tener que pagar porcentajes de seguros sociales de los que sí siguen en el ERTE. Aunque aún no se ha publicado en el BOE y se está pendiente de cerrar la negociación, el gobierno pretende que si se suspende el ERTE de un trabajador en el mes de mayo, el empresario asuma debe pagarle el sueldo y el 15% de los seguros sociales, así como el 40% de los seguros del que sigue en ERTE. Si ocurre en junio, el porcentaje subiría hasta el 30% y el 50% respectivamente.

No hay comentarios:

Publicar un comentario