Asenjo volvió a ausentarse por segundo año y aún no conoce, como arzobispo, la celebración del acto de culto conjunto de las cofradías de Sevilla
Las andas con la imagen del Señor de la Salud, ante una de las cruces de guía. |
Si a José María Cuadro,
hermano mayor de la Candelaria, le hubieran dicho que escribiera el guión del
día en el que el Señor de la Salud
presidiría el Vía Crucis de las hermandades de Sevilla seguro que no habría
sido tan generoso consigo mismo y con su cofradía.
No es de extrañar que, ya de regreso, se mostrara exultante y, de puro
contento, incapaz de destacar algún momento especial –“todo ha sido estupendo”– y diciendo, eso sí, que estaba “feliz y
contento”.
Y es que ayer, primer lunes de cuaresma, se unieron todos los
ingredientes posibles para propiciar una gran
jornada cofradiera: tiempo primaveral, mucha gente en la calle y en la
Catedral siguiendo el traslado y el ejercicio (ayudó que fuera víspera de
festivo), impecable organización, exquisito gusto en la puesta en escena
justamente valorado por el público…
Ni siquiera la nota discordante del día, la ausencia por segundo año consecutivo del arzobispo Asenjo, tuvo
enjundia suficiente para tapar todo lo bueno que tuvo el día. Según informaron
desde el Arzobispado, una reunión en Madrid en la sede de la Conferencia
Episcopal a primera hora le obligó a salir precipitadamente de Sevilla en la
misma tarde del acto del Vía Crucis.
Volviendo a lo importante, desde que antiguos hermanos mayores portaron las andas en el primer relevo
hasta que estas volvieron a ser depositadas en San Nicolás de Bari, todo
discurrió de forma normal e incluso brillante.
Cruces de las cofradías participantes ante la puerta de San Miguel |
Contribuyeron, entre otras cosas, el perfecto conjunto que formaban las andas de estreno con su monte de
lirios y delicados candelabros con tres guardabrisas y la imagen del Señor de
la Salud, algo no fácil teniendo en cuenta las dimensiones de la pequeña pero
portentosa talla barroca de Francisco de Ocampo; los cánticos de los niños de
la escolanía de María Auxiliadora o
la compostura de las aproximadamente 250
parejas de hermanos con cirio.
Para los más quisquillosos, los horarios
se cumplieron satisfactoriamente (sólo algo de retraso) en los traslados de
ida y de vuelta y lo mismo ocurrió en el interior de la Catedral, donde las 14
estaciones fueron rezadas con fe por los muchos asistentes. Dos hechos
destacables en el templo: la presencia activa de la hermandad de San José
Obrero, recién constituida como corporación de penitencia, y la visita del
cortejo a la Virgen de los Reyes en la parroquia del Sagrario, donde se
encuentra por las obras de la Capilla Real.
Nada reseñable en la intervención del obispo auxiliar, Gómez Sierra, quien pronunció unas palabras al uso, con apariencia de querer salir del paso. Instó a los sevillanos a rezar a la Virgen María en esta cuaresma...
Por último, destacar la importancia que actos como el de ayer tienen a
la hora de que el gran público conozca
más y valore una talla como la del Señor de la Salud, titular de una
cofradía como la Candelaria en la que el gran tirón popular lo tiene la imagen
de la Virgen.
No hay comentarios:
Publicar un comentario